viernes, 11 de diciembre de 2015

Historia incompleta

TERMINA LA HISTORIA

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Una joven soñó una noche que caminaba por un extraño sendero campesino, que ascendía por una colina boscosa cuya cima estaba coronada por una hermosa casita blanca, rodeada de un jardín. Incapaz de ocultar su placer, llamó a la puerta de la casa, que finalmente fue abierta por un hombre muy, muy anciano, con una larga barba blanca. En el momento en que ella empezaba a hablarle, despertó. Todos los detalles de este sueño permanecieron tan grabados en su memoria, que por espacio de varios días no pudo pensar en otra cosa. Después volvió a tener el mismo sueño en tres noches sucesivas. Y siempre despertaba en el instante en que iba a comenzar su conversación con el anciano.

Pocas semanas más tarde la joven se dirigía en automóvil a una fiesta de fin de semana. De pronto, tironeó la manga del conductor y le pidió que detuviera el auto. Allí, a la derecha del camino pavimentado, estaba el sendero campesino de su sueño.

-Espéreme un momento -suplicó, y echó a andar por el sendero, con el corazón latiéndole alocadamente.

Ya no se sintió sorprendida cuando el caminito subió enroscándose hasta la cima de la boscosa colina y la dejó ante la casa cuyos menores detalles recordaba ahora con tanta precisión. El mismo anciano del sueño respondía a su impaciente llamado.

-Dígame -dijo ella-, ¿se vende esta casa?

-Sí -respondió el hombre-, pero no le aconsejo que la compre. ¡Un fantasma, hija mía, frecuenta esta casa!

11 comentarios:

  1. La joven experimento una gran alegría al constatar que podía continuar con la historia de su sueño. Preguntó al anciano acerca del fantasma y como se trataba de uno de índole malévola prefirió desistir y no comprar la casa. Siempre recordó como una experiencia extraordinariamente sobrenatural este suceso.

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  3. La chica decidió hacer caso omiso a la recomendación del anciano y no tardó en mudarse a la casa de sus sueños. Al poco tiempo comenzó a observar fenómenos extraños en la casa y recordaba continuamente las palabras del anciano. Quiso mudarse a su antigua casa pero había algo que no se lo permitía. A los pocos días, en una fría noche lluviosa, se le apareció la figura del anciano en forma de fantasma y la chica murió de un infarto.

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  4. La joven sintió curiosidad por ese fantasma que tanto parecía asustar a aquel anciano y le pidió que le contara la historia de la casa. Al parecer, hace muchos muchos años un matrimonio recién casado y muy enamorado compró la casa con todos sus ahorros. Pasado un tiempo ella contrajo una grave enfermedad para la que entonces no existía una cura. Él, que se negaba a aceptar que en poco tiempo tendría que decirle adiós al amor de su vida, intentó buscar una solución con todos sus medios. Con la negativa de los médicos no tuvo más remedio que acogerse a los leyes de la magia negra. Cedió su alma al diablo para que ella se salvara. Cuando su mujer sanó y supo lo que su marino había hecho, decidió suicidarse. Desde aquel día él vagaba por la casa debido a que su alma no podía descansar en paz.

    La joven, atónita con la respuesta, abrió su cartera y le dio al señor una tarjeta. Su madre era psicóloga y la joven le recomendó al señor hacerle un visita, diciendo que iba de su parte.

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  5. A la joven no le importó lo que el anciano le advertía y compró la casa. En todos los años que vivió allí la chica no advirtió la presencia de fantasma alguno. Solo notaba un acontecimiento extraño que ocurría cada noche. El timbre sonaba en mitad de la noche, pero cuando acudía a abrir allí no había nadie.

    Con el paso del tiempo, la joven quería dejar de acudir a la puerta, puesto que sabía que no habría nadie, pero cada noche se rendía a la curiosidad, y siguió haciéndolo eternamente.

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  6. Se despertó por el frío viento invernal que paseaba por su habitación, miró a la ventana, pero, al igual que la puerta estaba cerrada.
    Salió de su habitación para beber un vaso de leche calentita en la cocina, pero de camino, las puertas chirriaban y se oían ruídos extraños...
    De pronto, sonó la puerta de la entrada... la chica no tenía fuerzas para moverse, tenía las articulaciones congeladas,...
    Tendría que haber hecho caso al anciano y no comprar aquella casa blanca de sus sueños.

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  7. ¿ Comprarla en estos tiempos de crisis? ¡ Imposible!

    - La joven abrumada y con prisa se retiró al coche con sus amigos, siguieron de fiesta y se lo pasaron tan bien que no se volvió a acordar de lo sucedido.

    Al mes siguiente, un anciano apareció en su casa, ahora él, ese mismo anciano era el que tenía esos sueños pero al revés! la muchacha no daba crédito! ¿que estaba pasando?

    Ambos decidieron volver juntos a la casa y tratar de resolver el conflicto! pero lo que descubrieron fue muy diferente...

    Gracias a unas fotos en el salón descubrieron que ese señor, era el marido de su abuelita! es decir, su abuelo!!! pero..... no estaba muerto???

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  8. En ese momento la joven se despertó del sueño, un sueño que volvió a tener durante tres noches sucesivas.

    El tercer día decidió buscar la casa con la que había estado soñando noche tras noche pero su búsqueda no tuvo éxito. Esa misma noche volvió a soñar pero esta vez el sueño fue muy diferente. Un voz le decía que dejara de buscar la casa que no le traería nada bueno...

    La joven decidió volver a buscar la casa, esa noche no volvió a casa.Un año después, nadie sabe nada de ella...

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  9. En ese momento, la chica abandonó el lugar con la intención de regresar.
    A la mañana siguiente y con la mente más despejada volvió a emprender el rumbo hacia la misteriosa casa encantada. Rehizo el camino y cuál fue su sorpresa que en los alrededores de la casa había un gran jardín. Decidió cruzar la extensa campa y tocó la puerta con intensidad.
    -¿Sí?- contestó una voz clara- y tardó varios segundos en abrir la puerta.
    Al ver el rostro, inmediatamente ella recordó que la noche anterior había bebido mucho y que conocía a la perfección al anciano con barba.
    Era el señor Mariano Rajoy y la casa estaba en venta porque la ciudadanía había decidido vender La Moncloa para pagar parte del rescate bancario.
    Y sí, al final el sr. Rajoy admitió que el fantasma tenía coleta...

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  10. Los acontecimientos recientes habían sido tan extraños que no le costó creer las palabras del anciano. Pero que un fantasma habitase en la casa no explicaba porqué había soñado con ella. ¿Quizá el fantasma intentara decirle algo? Supo que si se daba la vuelta y marchaba para la ciudad jamás descubriría la razón de sus sueños, e imponiendose al miedo y la duda entró en la casa con paso decidido. Se apreciaba la humedad y las maderas crugían, pero no había una sola mota de polvo en la casa. Aunque el paso de los años la había perjudicado mucho, parecía que alguien la seguía limpiando y cuidando a conciencia. Podía sentir una extraña presencia en la estancia. El anciano que había quedado en la entrada, silvaba mientras la joven subía las escaleras. En el piso de arriba se encontró con un largo corredor mal iluminado en cuyo final una gran puerta de roble refinado la esperaba. Abrió la puerta y se encontró ante una hermosa habitación. El decorado recordaba a una época pasada y las cortinas amarilleaban, pero todo estaba limpio y ordenado. Junto a la cama, un gran espejo protagonizaba la sala. La joven se acercó al espejo y se miró. Ahí estaba su larga melena ondulada, su blanco camisón avejentado y las oscuras ojeras que enmarcaban su triste mirada. "Soy yo"-pensó. "Soy el fantasma". Se acostó en su cama y volvió a soñar. Soñó con el día en el que aún vivía, era jóven y se dirigía a una fiesta de fin de semana. Vio el sendero campesino, la colina y la casita blanca. Su casa.

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  11. "un fantasma, imposible", pensó la joven. Tantas noches había soñado con el anciano que le resultaba imposible contener su curiosidad. La casa era una antigua mansión; la madera crujía, el papel pintado de las paredes, sucio y rasgado por las esquinas, había adquirido un color amarillento. Las paredes estaban decoradas con cabezas de ciervos disecados y desde el hall de la casa se podía observar, al otro lado del pasillo, el salón principal presidido por una gran chimenea y, tapado por una sábana blanca, se podía intuir lo que parecía ser un piano de cola.
    - Es una casa preciosa- dijo la joven mientras avanzaba decidida hacia el piano- ¿Toca, usted?
    - No, pero mi mujer sí- afirmó el anciano- Mi esposa, Margaret, era una excelente profesora de música. Le encantaba tocar el piano, era una de sus grandes pasiones. Éramos muy felices hasta que John, nuestro único hijo, falleció de manera inesperada con apenas cinco años. Margaret nunca lo superó. Desde entonces se refugió en la música, en su piano. Tocaba doce horas al día, incesantemente, una y otra vez, una y otra vez la misma canción. Claro de luna ¿la conoces? Solía tocársela a John, era su canción preferida. Desde que Margaret falleció oigo la canción por las noches, incluso creo que alguna vez he visto moverse las teclas del piano solas. Estoy seguro que es mi mujer que me atormenta. Por eso quiero vender la casa.
    - Pero, ¿por qué querría su mujer atormentarla?- preguntó la joven sorprendida- parece que usted la quería con locura...
    - No me perdona algo que sucedió con nuestro hijo John, algo muy malo. La fallé. Nunca me lo perdonó. Una noche oí a nuestro hijo llorar y....

    De repente la joven despertó sobresaltada, ¡otra vez aquel sueño! Había amanecido por lo que debía levantarse. "Tendré que esperar a la noche, quizá hoy logre saber realmente que es lo que pasa en esa casa"

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